Por Katherine Rowland
Traducción: Karini Apodaca
¿Culpable de una pandemia sin control? ... Eco-imperialista ...
¿Responsable de más muertes que Hitler, Stalin y Pol Pot combinados? ...
Rachel Carson se retorcería en su tumba al escuchar las acusaciones
dirigidas a su legado. Bióloga marino de profesión, Carson fue también autora
de los emblematicos libros sobre la vida en el oceano:The Sea Around Us, The
Edge of the Sea. En los cuales puntualiza la interrelación del hombre y la
naturaleza. Mientras que The Sea Around Us disfruta de un sólido lugar, con 86
semanas en la lista de bestsellers del New York Times, y el premio National
Book Award en 1952, es su libro Silent Spring el más conocido.
Invocando el horror de un mundo tan envenenado que es despojado hasta
del canto de los pájaros, Silent Spring con una narrativa elegante nos advierte
de los peligros de las sustancias químicas hechas por el hombre. Mientras que
científicos y ciudadanos en 1962 citan la obra de Carson como la génesis del
movimiento ambientalista moderno, un pequeño número de manifestantes califica
su obra como polémica, irreal. La causante de una eco-histeria y protesta
mundial que aún hoy día se escucha: la prohibición del plaguicida DDT.
¿Por qué después de 50 años de la publicación de Silent Spring es que el
nombre de Rachel Carson se invoca. No como precursora del movimiento ambiental,
sino como la responsable de las muertes y sufrimientos causador por el DDT?
La respuesta tiene dos vertientes: una es por la salud y la segunda por
el aspecto economico.
Los defensores del DDT sostienen que, además de las aplicaciones
agrícolas de la sustancia química, es uno de los pesticidas más eficaces del
mundo en la salud pública y tiene un papel crucial en la lucha contra la
malaria. Su uso también está severamente restringido por el Convenio de
Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (POPs/the Stockholm
Convention on Persistent Organic Pollutants). Es una de 12 sustancias químicas
altamente tóxicas que las organizaciones no gubernamentales como Greenpeace y
la Red de Acción en Plaguicidas clasifican como "dirty dozen".
Si, el DDT es uno de los 12 productos químicos prohibidos por el
Convenio de Estocolmo, pero es la única sustancia quimica marcada con un
asterico. Ésta acotación soporta el peso de un gran dilema. Por un lado el DDT
es una de las sustancias mas peligrosas hechas por el hombre, está prohibida en
la mayoría de los paises del mundo. Pero, por otra parte, es uno de los medios
más potentes y eficaces que se conocen para la prevencion de la malaria,
epidemia que afecta entre 300 y 500 millones de personas al año.
Además de imponer restricciones mundialmente a éstas 12 toxinas, el
Convenio de Estocolmo promulgó el principio de "la precaución".
Siguiendo lo que Carson llamó años atrás "evaluación de riesgos". A
diferencia de las regulaciones que suponen que una sustancia es segura hasta
que se demuestre lo contrario; el "principio de precaución" exige una
evaluación rigurosa sobre el impacto ambiental y humano antes de permitir que
el producto ingrese al mercado. Una iniciativa buena para el medio ambiente
pero mala para los negocios, ya que estas evaluaciones son lentas, costosas y
muchas veces condenatorias.
Antes de que existieran los principios acordados en la Convención de
Estocolmo, muchas organizaciones puntualizarón la importancia del DDT como el
único agente capaz de controlar la malaria.
"El problema inició con Silent Spring" comentó el Dr. Gilbert
Ross, director medico del grupo American Council on Science and Healt, en el
2010. La polemica obra de Rachel Carson es más un poema bucolico que un trabajo
cientifico. El Dr. Ross ha publicado numerosos artículos en favor del DDT, fue
ascendido a director médico de la organización en 1999. La organización ha
recibido desde entonces ayuda financiera de grandes empresas, incluida la
Corporación Centroamericana de Cianuro, Du Pont, Union Carbide, Monsanto y
National Agricultural Chemicals Association.
Ross es uno de los expertos entrevistados en el documental "3
Billion and Counting", en el cual nos expone las investigaciones sobre las
consecuencias globales de la prohibición del DDT, poniendo al descubierto el
mayor genocidio pro-ecológico de la historia del hombre. Éste documental
producido, escrito y dirigido por el Dr. Rutledge Taylor se basa en un
recorrido desde la publicación de Silent Spring y la falta de información en
torno a los millones de cadaveres de personas muertas en África por la falta de
control sobre la malaria. Rutledge describe su película como la representación
del crimen más grande de la historia contra la humanidad. Hablamos de muertes,
que suman cifras mayores a las que se obtienen sumando el Holocausto y todas
las guerras juntas.
El centenario del natalicio de Carson en el 2007, provocó toda clase de
gestos de celebración. Hubo conferencias para hablar sobre la importancia de su
publicación, así como iniciativas para nombrar calles con su nombre, programas
universitarios, inclusive un puente en su honor. Éste último gesto se vió
obstaculizado por el senador Tom Coburn (R-OK), que se opuso a nombrar el punte
en recuerdo de alguién, que según él, ha causado millones de muertes
innecesarias.
El Competitive Enterprise Institute celebró el centenario con el
lanzamiento de un nuevo sitio web llamado "Raquel estaba equivocada",
éste sitio dedicado a descubrir y publicar las consecuencias mortales de las
conclusiones expuestas en Silent Spring.
El web habla sobre el número de muertes producidas en Africa a causa de
la malaria, asi como enlaces a otras publicaciones que develan el mito sobre
los daños del cloro. El sitio sólo duró activo los meses cercanos al centenario
de Carson. En el también se podía leer la teoria conspiratoria sobre el control
del avance tecnologico por los grupos ecologistas que pretenden controlar la
población através de la propagación de epidemias.
El interés sobre el uso de los plagicidas en bienestar para la salud
publica, tienen menos que ver con el control de epidemias que con las
cuestiones relativas a la regulación en la producción y uso de productos
químicos y el comercio internacional. Y ha sido hasta estos días, a 50 años de
la publicación de Silent Spring, que Carson recibe un homenaje póstumo, aún
rodeado de la controversia que provoca su obra.